Muchos usuarios reportan que una sesión de Reiki induce una relajación profunda, activando el sistema nervioso parasimpático y combatiendo el estrés diario. Estudios comparativos muestran que produce una relajación mayor que la meditación o música calmante.
Personas con dolor crónico, migrañas o molestias postoperatorias han sentido alivio tras sesiones de Reiki. Por ejemplo, un estudio en pacientes con osteoartritis de rodilla demostró una mejora considerable del dolor tras sesiones regulares.
El Reiki facilita una mayor facilidad para conciliar el sueño y reducir despertares nocturnos. Investigaciones en pacientes con cáncer y esclerosis múltiple confirmaron que mejora tanto la calidad como la duración del descanso.
Muchos testimonios relatan cómo el Reiki ayuda a liberar bloqueos emocionales, reduciendo la ansiedad, la depresión y favoreciendo una mayor estabilidad emocional.
Al inducir una sensación de calma y presencia, el Reiki contribuye a mejorar la concentración, la claridad de pensamiento y la toma de decisiones.
Al reducir el estrés—un factor clave en la inmunidad—y estimular la circulación, el Reiki puede favorecer una respuesta inmune más fuerte, reflejada en estudios con aumento de glóbulos blancos.
Quienes practican o reciben Reiki a menudo describen una mayor conexión con su sensibilidad interna, intuición y propósito, favoreciendo la introspección, la creatividad y el crecimiento espiritual.
El Reiki es una terapia energética suave y no invasiva que puede ofrecer múltiples beneficios comprobados por la experiencia, especialmente en relajación, manejo del dolor, descanso, equilibrio emocional, enfoque mental, refuerzo inmunológico y crecimiento personal. Aunque la evidencia científica es limitada, los testimonios y algunos estudios son prometedores. Se recomienda como complemento al tratamiento médico, no como sustituto.