El Índice de Masa Corporal (IMC) es una medida utilizada para evaluar si una persona tiene un peso saludable en relación con su altura. Se obtiene dividiendo el peso en kilogramos entre la altura en metros elevada al cuadrado (kg/m²). Aunque no mide directamente la grasa corporal, es una herramienta práctica para identificar rangos de bajo peso, peso normal, sobrepeso y obesidad.
Los valores de referencia del IMC generalmente se clasifican en las siguientes categorías:
Es importante destacar que el IMC es una estimación general y no tiene en cuenta la distribución de la grasa corporal, la masa muscular o factores individuales como la edad y el sexo.
Aunque es un indicador ampliamente utilizado, el IMC no distingue entre masa muscular y masa grasa. Por ejemplo, una persona con mucha masa muscular puede tener un IMC alto sin que esto signifique un exceso de grasa. De la misma forma, alguien con un IMC normal podría tener una cantidad elevada de grasa corporal, lo cual también implica riesgos para la salud.
El Índice de Grasa Corporal (IGC) es una medida más precisa que el IMC para evaluar la composición corporal. Este índice estima el porcentaje de grasa que tiene el cuerpo en relación con el peso total. Se puede calcular a través de diferentes métodos como bioimpedancia eléctrica, pliegues cutáneos con calibradores, densitometría o balanzas especiales.
El rango óptimo de grasa corporal varía según la edad, el sexo y el nivel de actividad física. De manera general:
Valores superiores pueden indicar riesgo de obesidad y enfermedades asociadas, mientras que valores demasiado bajos pueden afectar el sistema hormonal y el correcto funcionamiento del organismo.
El IMC es un indicador sencillo basado en peso y altura, mientras que el Índice de Grasa mide directamente el porcentaje de grasa en el cuerpo. En conjunto, ambos ofrecen una visión más completa del estado nutricional: el IMC permite un diagnóstico inicial y el Índice de Grasa ayuda a precisar la composición corporal y los riesgos reales para la salud.
Mantener un equilibrio adecuado en el peso y la composición corporal es esencial para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión y otros trastornos metabólicos. Un seguimiento regular del IMC y del Índice de Grasa, junto con una alimentación equilibrada y actividad física frecuente, son la base para un estilo de vida saludable.
El Índice de Masa Corporal y el Índice de Grasa son herramientas complementarias que ayudan a evaluar el estado de salud de una persona. Utilizarlos en conjunto permite tener una visión más clara sobre el equilibrio entre peso, grasa corporal y bienestar general, favoreciendo la adopción de hábitos que promuevan una mejor calidad de vida.