La lavanda, conocida científicamente como Lavandula angustifolia, es una planta medicinal muy apreciada por su fragancia relajante y sus múltiples beneficios terapéuticos. Utilizada desde la antigüedad en la medicina tradicional y en la aromaterapia, la lavanda es eficaz para reducir la ansiedad, combatir el insomnio, aliviar dolores musculares y cuidar afecciones de la piel.
Gracias a su alto contenido en aceites esenciales (linalol y acetato de linalilo), flavonoides y taninos, la lavanda ofrece múltiples propiedades terapéuticas:
Se pueden utilizar sus flores secas, aceites esenciales o extractos en distintas preparaciones:
El aceite esencial de lavanda debe usarse diluido para evitar irritaciones cutáneas. No se recomienda su consumo interno sin supervisión profesional. En personas alérgicas a las lamiáceas o con sensibilidad olfativa, se debe utilizar con precaución. En embarazo o lactancia, su uso debe consultarse con un especialista.
La lavanda es una de las plantas medicinales más versátiles y seguras, ideal para promover la relajación, mejorar el descanso, aliviar molestias físicas y cuidar la piel. Su uso tradicional y eficacia comprobada la convierten en un recurso natural imprescindible en el botiquín familiar.